Por: Nora Elda Monge Martínez
El trastorno por atracón (TPA) es reconocido formalmente en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5) como trastorno de la conducta alimentaria y de ingestión de alimentos (TCAIA). Su crecimiento es de forma alarmante, va por delante de la bulimia y la anorexia nerviosa. Se ha considerado un problema de salud de gran prevalencia desde inicios del siglo XXI y está altamente relacionado con la obesidad. El TPA se caracteriza, como su nombre indica, por un estilo de alimentación fundamentado por el comportamiento compulsivo a través de atracones, donde la característica principal es la pérdida de control sobre lo que se come.
Pero ¿qué entendemos por comer de manera compulsiva? Este concepto no se refiere a una casual y simple ruptura del patrón alimentario de la persona. Este trastorno se define por un comportamiento alimentario caracterizado por la presencia regular de atracones, al menos una vez a la semana durante tres meses, vividos con descontrol y malestar, los cuales no se intenta compensar con otras conductas, como vómitos, ejercicio físico, laxantes o ayuno (DSM-5 American Psychiatric Association-APA, 2014).
Los rasgos que caracterizan un verdadero episodio de atracón son:
Una importante cantidad de alimentos ingeridos en un determinado tiempo, muy por encima de sus necesidades nutricias, pudiendo llegar a consumir de 15,000 a 20,000 calorías.
El sentimiento de pérdida de control, detonadas por estados emocionales negativos.
¿Qué emociones rodean el atracón?
A corto plazo, las sensaciones experimentadas por el atracón son placenteras y positivas, sin embargo, transcurrido el mismo, los sentimientos de disgusto y la ansiedad intensa aparecen, siendo conscientes, a pesar de ello, de su incapacidad para parar. Sentirse a disgusto, deprimido o con culpa por no poderse controlar durante la ingesta.
Sensación de conciencia alterada. La persona suele describir el episodio como si estuviera en trance (experiencia disociativa). Adoptan un estado de pausa, parecido al congelamiento que se produce en los animales.
¿Qué desencadena el episodio de atracón?
La carencia en la regulación emocional, los más habituales: tensión emocional, empezar a comer algo y el estar solo. Existen factores predisponentes, disparadores y mantenedores con sus respectivas variables psicobiológicas y sociales. La presencia de experiencias de abuso sexual, negligencia parental o rechazo en la infancia (bullying).
¿Hay solución? ¡Por supuesto!
Existe un pronóstico alentador, resultados muy positivos con un adecuado abordaje profesional. Destacando los siguientes
aspectos:
Planes nutricionales no prohibitivos, enfocados a una alimentación consciente y balanceada.
Terapiacognitivoconductual,manejo de emociones, producir cambios y lograr una mejoría a corto y largo plazo, pues son problemas que debido al sentimiento de culpa y vergüenza que llevan aparejados, han logrado mantenerse en la clandestinidad durante años.
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