La muerte de ¿Ofelia?

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Por María Andrea Hernández Vázquez Mellado

La tragedia siempre ha sido un gran aliado en la inspiración para la creación artística a lo largo de los siglos, tenemos a Bernini con su “Rapto de Proserpina”, a Daumier con el “Vagón de tercera clase” e incluso hoy en día lo podemos ver en el cine con películas como “El pianista” de Roman Polanski. La desdicha es a veces víctima y verdugo cuando de arte se habla. Uno de los genios por antonomasia de la tragedia, es William Shakespeare, este afamado autor reconoció en la tragedia uno de los sentimientos más universales que existen y por lo tanto, sus historias se vuelven atemporales. El lector se puede sentir tan identificado con las tragedias de Shakespeare hoy, como hace cinco siglos.

Cristo en casa de sus padres
Artista: John Everett Millais 
Fecha de creación: 1849-1850 
Lienzo

Esta comprensión de la tragedia shakespeariana y su universalidad fue explotada por un grupo de artistas que formaron parte de un maravilloso movimiento: los Pre-Rafaelitas. Esta “hermandad Pre-Rafaelita” estaba formada por aquellos artistas entre los que se contaban pintores, escritores, poetas e incluso críticos que buscaban luchar en contra de las tradiciones artísticas que estaban tan arraigadas en el mundo del arte victoriano. Para estos artistas, el arte que debía recuperarse no era el popular renacentista sino, y como su nombre lo dice, el arte Pre-Rafaelita, es decir, creado antes de Rafael Sanzio. Con esta premisa, artistas como Waterhouse, Millais o críticos como Ruskin, buscaban recuperar el arte medieval en toda su gloria, pues lo consideraban libre de cualquier amaneramiento académico. Los Pre-Rafaelitas, considerados hoy como gigantes de la Historia del Arte, en su momento fueron sumamente criticados y rechazados por lo mismo por lo que son celebrados hoy: su fuerte estética, su paleta de color brillante, sus temáticas disruptivas y sus impactantes representaciones de mujeres bellísimas.

Ofelia
Artista: John Everett Millais
Ubicación: Tate Britain
Fecha: 1851-1852
Pintura al óleo

A pesar de que este movimiento contó con grandes personalidades y personas de gran talento, su miembro más destacado fue probablemente John Everett Millais. Millais es descrito por sus contemporáneos, como uno de los más talentosos artistas de su tiempo y esto se hace patente en obras como “Cristo en casa de sus padres” (aunque cabe destacar que en su momento, esta pintura fue juzgada con severidad por los críticos, entre ellos el afamado autor Charles Dickens) pero, probablemente su opus magnum sea la pintura de “Ofelia”. Allí se narra la muerte de Ofelia, el fatídico personaje de la obra de Shakespeare, Hamlet, que muere ahogada cuando se rompe la rama del árbol a donde sube para recoger flores. La pintura fue aclamada no sólo por ser la primera en relatar este momento de Hamlet, sino también por la minuciosidad con la que Millais retrató a Ofelia y sobre todo, la naturaleza que la rodea.

Como espectadores de la pintura, es imposible no reconocer la belleza etérea de Ofelia, y resulta un tanto babélico encontrar esa clase de belleza en la muerte, que f recuentemente está más asociada con una estética de etiqueta negativa. Estos atributos que la vuelven una verdadera obra maestra del arte fueron conseguidos no sólo gracias al talento de Millais sino también a su elección de musa: Elizabeth Siddal. Esta mujer fue descrita como alta, delgada, de tez pálida y con una hermosa melena pelirroja que hizo que fuera la modelo predilecta de los Pre- Rafaelitas, llegando incluso a casarse con uno de ellos, Dante Gabriel Rossetti.

Siddal, nacida en Londres en 1829, comenzó a trabajar como modelo, a pesar de que esta profesión estaba muy mal vista por la asfixiante sociedad victoriana, para poder pagar las cuentas, además de que siempre tuvo una gran sensibilidad para el arte (llegando incluso a crear obras ella misma). Es por esto que cuando Millais le pide que pose para su nueva obra, ella queda encantada, pues aún no sabía que este trabajo, de cierta forma, le costaría la vida.

La Dama de Shalott, John William Waterhouse
Artista: John Everett Millais 
Fecha de creación: 1888 Pintura al óleo

Para lograr el efecto deseado en el cabello de Siddal, Everett Millais le pidió que posara en una bañera, sumergida por horas sin descanso. Era un pleno invierno inglés, con bajas temperaturas y el agua de la bañera en la que Elizabeth se sumergía por horas y horas era calentada por velas de aceite pero un día, estas velas se apagaron; la modelo, no queriendo interrumpir el proceso creativo del artista, no dijo nada, y siguió sumergida durante un largo tiempo en el agua helada. Ese mismo día, Siddal contrajo una fuerte neumonía y estuvo en cama varios días. Gracias a esta enfermedad, Elizabeth comenzó a medicarse con láudano y gotas de opioides, generando así una adicción que la acompañaría por el resto de su corta vida.

A pesar de que recuperó la salud, su estado de ánimo ya nunca sería el mismo y después de pasar por una tormentosa relación con Rossetti y la pérdida de su hijo con este, Siddal terminó tomando su propia vida con el mismo láudano que tanta ayuda le había brindado durante su neumonía. Lizzie (como la llamaban cariñosamente sus amigos), fue encontrada muerta, por su esposo Rossetti en 1862, tenía treinta y dos años y estaba embarazada de nuevo. La tragedia de Ofelia parece entonces una premonición del destino de su musa y una vez más, el arte causó desdicha, y esta desdicha, culminó también en arte.

Bibliografía: Robinson, Michael. The Pre-Raphaelites, their lives and works in 500 images. Lorenz Books, 2002

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