Acompañar en el Duelo

44

EL REGALO DE LA PRESENCIA

Por: Psic. Viridiana Rivera Palomares

Existe la idea de que la muerte es injusta, no obstante, la muerte es uno de los acontecimientos más justos de la vida, pues no hace acepción de personas. Si algo tenemos seguro es que un día vamos a morir, pero entonces, ¿por qué nos duele tanto el ser conscientes de que nos iremos?, o más claro, ¿por qué nos duele serconscientes de lo finitos que son los seres que amamos?. La respuesta está más relacionada con el dolor que nos provoca el perder y esto es algo que a los seres humanos no nos gusta. La definición de perder es “algo que se creía que se tenía, ya no se tiene más”. Así la muerte, ya que la vida es algo a lo que nos habituamos, damos por sentado que está, por lo que en ocasiones nos aferramos a ella cuando nos damos cuenta de que no se tiene más.

Al acto de enfrentarse con la pérdida se le conoce como duelo, es curioso y especial que se use ese término, ya que duelo también significa combate. Justo cuandoestamos ante una pérdida, nuestra mente entra en un combate, todo esto para asimilar lo que se tuvo, lo que se fue, lo que ya no es y adaptarnos a la idea de lo que queda, lo que viene, lo que sigue. El duelo no es un proceso gratificante, es sumamente necesario; gracias a estas sensaciones aceptamos y asimilamos que la vida no será la misma después de la muerte de un ser querido, pero eso no significa que no será buena.

Las fases más conocidas en un duelo son negación, ira, negociación, depresión y aceptación (Kübler-Ross, 1969). Si nos detenemos un minuto a reflexionar en el significado de esas palabras, podremos ser conscientes de por qué el doliente vive una ensalada de emociones y presenta cambios conductuales en ocasiones tan abruptos. Los seres humanos somos capaces de soportar el dolor que provoca una muerte más de lo que nos hemos dado crédito (Baumeister et al.,2013; Beck & Bredemeier,2016). En algunas situaciones lo que más se necesita para transitar el dolor que provoca la muerte, no es un tratamiento mágico, sino de una buena compañía. Alguien que sepa no tomarse personal ese dolor, que pueda entender que en ese momento él no es el personaje principal, es un espectador que está dispuesto a intervenir si el doliente lo solicita.

Dicen que el tiempo cura todo; sin embargo, ese principio se logra únicamente cuando contamos con recursos favorables. Un doliente que no permite transitar el dolor de manera adecuada puede vivir un duelo complicado. La forma que más complica el duelo es la evitación por culpa, vergüenza o miedo. Cuando se evita el recuerdo del fallecido o se evita seguir con su vida, se crea un anclaje que puede persistir más de 12 meses posteriores a la muerte del ser querido. Por lo anterior es que frases como “no llores”, “él/ ella está mejor”, “a él no le gustaría verte así”,”me pone mal verte así”, etc. son muy poco adecuadas para ayudar a un doliente con la pérdida.

Socialmente, tratamos al dolor que provoca la muerte como un apestado, queremos que desaparezca lo más pronto posible, en ocasiones actuamos como si no estuviera presente y otras veces lo evidenciamos mostrando lástima hacia un doliente, que lo último que puede necesitar en un momento así es nuestra pena. Es importante que nos preparemos para acompañar a través de la normalización del dolor ajeno.

Transitar los primeros momentos de la pérdida de manera comunitaria, siempre ha sido una buena manera. Por lo tanto, si alguien que amas está atravesando un duelo y no sabes qué decir, mejor actúa. Puedes ayudar con las cosas cotidianas que ahora se necesitan; brindar un almuerzo, ayudar con la limpieza, promover pláticas con anécdotas para honrar la memoria del fallecido, etc. Si bien no existe la fórmula correcta para comportarnos ante el dolor ajeno, muchos de mis consultantes que han atravesado una pérdida, comentan recordar de esos momentos, quiénes abrazaron, quiénes escucharon, quiénes dijeron “lo siento” y sobre todo quiénes estuvieron presentes.

CONTACTO:

@pensamento.tcc
[email protected]
Ezequiel Montes 62 Nte. Col. Centro, Qro, Querétaro, Cp. 76000

Fuentes:
· Baumeister, R. F., Vohs, K. D., Aaker, J. L., & Garbinsky, E. N. (2013). Some key differences between a happy life and a meaningful life. The journal of positive psychology, 8(6), 505-516. 
·Beck,A.T.,&Bredemeier,K.(2016).Aunifiedmodelofdepression: Integrating clinical, cognitive, biological, and evolutionary perspectives. Clinical Psychological Science, 4(4), 596-619.
· Kübler-Ross E. (1969) On Death and Dying. New York: Macmillan Pub. Co