Por Kike Mireles
Decía García Márquez y decía bien, no es verdad que la gente pare de perseguir sus sueños porque sean mayores, se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños.
El ritmo de la vida nos ha llevado a confundirnos con definirnos erróneamente, por lo que hacemos o tenemos, y no se trata de que te defina a quien amas, sino cómo lo haces, no te definen tus sueños, sino qué haces por ellos.
Más allá de sí los materializas o no, se trata del qué y cómo haces que eso pueda ser posible, el trabajo, esfuerzo y pasión que pones en ello.
Por eso pienso que los sueños deben ser grandes, tirarle a lo máximo, porque si tus ganas por hacerlos posibles son proporcionales a ellos, tus acciones impactarán en tu desarrollo de una forma más potente, la disciplina, la resiliencia y la valentía serán motor en la búsqueda de los mismos.
Goethe dijo alguna vez que, «No sueñes pequeños sueños, porque no tienen el poder de mover el corazón de los hombres», y es justo a lo que me refiero, sueña grande y sueña en grande, actúa grande y actúa en grande, pronto te darás cuenta que el sueño pasará a segundo plano, cuando de lo que se trata es que te convenzas al
luchar por ello.
Los sueños son necesarios, son combustible para
vivir, y está comprado, a lo largo de la historia, que los que más hacen, siempre son los que más sueñan y los que trascienden, trascendieron desde que lo soñaron.
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