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Mariana Núñez Urquiza

Licenciada en Nutrición @NutraClinique

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DISFRUTA DEL VERANO

¡ADIÓS A LA PIEL DE NARANJA!

Modificando nuestra alimentación y dejando algunos malos hábitos como el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, podemos olvidarnos de la molesta celulitis

Llega la temporada vacacional acompañada de su clima cálido y con un poco de suerte, de playa, sol y palmeras; por lo que mostrar más piel de lo normal se vuelve inevitable (a menos que decidas sumergirte en el mar con un traje de buzo que te cubra hasta las manos y pies).

Muchas mujeres lejos de estar emocionadas por la temporada, se encuentran más bien aterradas pues con sobre peso o no, batallan constantemente con la apariencia de su piel, especialmente en áreas conflictivas como: chamorros, muslos, caderas, abdomen, espalda baja y brazos, donde es común desarrollar la tan famosa y molesta celulitis, también conocida como ‘piel de naranja’.

La celulitis, no es otra cosa más que una alteración del tejido conjuntivo, donde se ubican las cédulas adiposas del cuerpo. Todos los tejidos del cuerpo se encuentran recubiertos por una capa de células grasas; esta capa que puede variar de espesor, tiene varias funciones, pero en la mujer además es la encargada de delinear las formas femeninas (por lo que la aparición de celulitis es menos común en hombres).

Entre las células adiposas de este tejido, circulan constantemente líquidos nutritivos, tales como: agua, sangre y linfa; estos líquidos contienen oxígeno y sustancias para nutrir la piel y eliminar las toxinas del organismo. Cuando el proceso de eliminación de toxinas es más lento, algo cambia en las zonas propensas a celulitis y entonces la calidad y textura de la piel cambia, el tamaño y la homogeneidad de estas células se altera dando una apariencia irregular, parecida a la superficie de una cáscara gruesa de naranja.

Si bien se sabe que la celulitis tiene una buena parte de predisposición genética, existen otros factores que la pueden desencadenar, tales como: estrés, cansancio crónico, malos hábitos de rutina y alimentación, deuda de sueño, estreñimiento crónico, un pobre consumo de agua, los problemasde oxigenación (de ciencia respiratoria o permanecer en espacios donde el aire esté muy viciado), el sedentarismo, problemas circulatorios (várices) y hábitos nocivos como el consumo excesivo de alcohol o de cigarrillos.

Por lo que, el control de la aparición o agravamiento de este trastorno se puede lograr modificando los malos hábitos anteriormente mencionados y haciendo modificaciones en la alimentación: una dieta lo más natural posible evitando los alimentos procesados (altos en sodio y grasas) será un excelente inicio; además de incrementar el consumo de frutas y verduras frescas y de ser necesario, aderezadas solo con aceite de oliva y/o vinagre balsámico y limón.

Consumir alimentos magros (carnes blancas, pescados, cortes magros y de preferencia asados, cocidos o guisados con muy poca grasa), especialmente si son lácteos buscar que sean siempre descremados e incluirlos en la dieta con moderación o reemplazarlos por productos vegetales (leche de almendra por ejemplo, queso vegano, etc.). Se deben evitar las sustancias como bebidas de cola, el consumo excesivo de alcohol, café, tés altos en cafeína, chocolates, crema, manteca, grasa animal, refrescos promedio o dietéticos, aguas mineralizadas (por su alto contenido en sodio), y en general toda clase de comida frita o chatarra.

En realidad, aunque no lo parezca, una dieta con estas características es algo fácil de llevar, si necesitas ayuda, yo misma te puedo asesorar a diseñar un plan de alimentación desde ¡Ya! Para comenzar a ver cambios en tu peso y apariencia de la piel. ¡Muéstrate sana y segura! «

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