Por: José Miguel Sierra
Para los futboleros y también para los no tanto. Es hora y es ahora. Es probable que esto lo estés leyendo con el Mundial de fútbol justo por comenzar, pero es aún más probable que lo leas ya con el torneo empezado e incluso avanzado.
En la edición anterior le dedicamos unas líneas a Gerardo, el “Tata Martino” y su (nuestra) Selección Nacional Mexicana, de cara a esta cuesta mundialista y vaya que si “cuesta” y seguirá costando incrementar la fe en los tricolores. Ahora es momento de sumergirnos un poco más a detalle en lo que Qatar 2022 engloba, y sí, en realidad la sede mundialista se escribe con Q cuando es en inglés y con C cuando es en español, pero por ahora lo dejaremos en el idioma universal, a pesar de que estas líneas están escritas en castellano.
Qatar, Qatar, Qatar… tantos sentimientos encontrados que tengo por ti en estos momentos. Primero, pues simple y sencillamente, porque es imposible no emocionarse con el Mundial de fútbol. Año Nuevo, Navidad, Fiestas Patrias, nuestro cumpleaños, el aniversario de bodas y demás, son eventos que en cierto modo desde luego nos tienen expectantes, pero hablamos de algo que llega cada 4 años, algo que cada que sucede somos ya considerablemente más viejos que en el anterior. Cómo puede ser que en Rusia 2018 estaba saliendo de la carrera y siendo según yo un niño y ahora para Qatar 2022 estoy más cerca del tercer piso que del segundo ¿En qué momento?, en 4 años pueden pasar muchas cosas y cada Mundial sin duda lo vivimos desde una etapa distinta de nuestras vidas, perosiempre con la misma ilusión y asombro de un niño de 10 años.
¿Por qué menciono que son sentimientos encontrados en Qatar? Bueno, simple, sin importar lo ya antes mencionado, no podemos dejar de escribir que fuiste escogido como sede con el sello más emblemático de la FIFA: corrupción.
Todavía no entiendo como un país como tú, homofóbico, donde la mujer no tiene los mismos derechos, en donde han muerto muchísimas personas en la planeación y preparativos del Mundial pueda albergar una Copa Mundial de Fútbol. No lo entiendo, ni lo entenderé, en fin.
Insisto, no sé en qué punto del Mundial estés leyendo esto, pero no haber escrito de la máxima competencia futbolística del mundo en esta edición de noviembre, hubiese sido una gran irresponsabilidad de mi parte, amigos lectores. En el mes del Mundial, soñamos Mundial, desayunamos Mundial, comemos Mundial, hablamos del Mundial, gritamos y reímos Mundial… Después de eso, repetimos, así que, en todos lados, tendremos el bombardeo mundialista.
En este espacio somos románticos y nos encantan las historias de cuentos de hadas donde al final el bueno le gana al malo y la princesa encuentra a su príncipe… ¿Se imaginan que después de la sencilla y modesta carrera de Lionel Andrés Messi Cuccittini pueda consolidar y retirarse del fútbol ganando el Mundial? Bueno, pues, yo no solo me lo imagino, genuinamente creo que pudiese pasar. Sí, Francia, Brasil, Alemania e incluso Inglaterra lucen como los favoritos para levantar el trofeo, pero yo en lo personal no descarto a Argentina, por cómo ha aplastado a sus rivales y por el fútbol tan alegre y ofensivo que les hemos visto… Yo en lo personal desde ahorita un par de centavos tengo destinados para apostarle a los de Messi y compañía.
Ahora sí, en sus marcas listos, fuera, acondicionen la sala, renueven la pantalla, inviten a los amigos y vayan pidiendo los taquitos porque en noviembre y diciembre no hay otra cosa que no sea… el Mundial.
@ joss_sierram