¿Venus?, Venus, ¡Venus!

LA REPRESENTACIÓN DE LA DIOSA EN LA HISTORIA DEL ARTE 

Por María Andrea Hernández Vázquez Mellado

Uno de los problemas más complejos que tiene el artista, es elegir al sujeto a representar en su obra. Algunos eligen lo conocido, como lo hizo Toulouse-Lautrec, o en otros casos lo desconocido, como Arnold Böcklin, y en otras ocasiones se han decantado por la elección de lo mitológico, como son todos aquellos que representan a deidades y criaturas que hoy sólo existen en nuestro imaginario colectivo.

Hoy hablaremos de estos últimos, de aquellos artistas que decidieron tomar sus historias, mitos y relatos, y llevarlos a la plástica, ya fuera con una pintura o una escultura. Cuando hablamos de mitología, nuestro primer pensamiento es lo grecorromano, hemos crecido escuchando de Zeus, Atenea, Afrodita, Teseo, Perseo y otras figuras de la mitología.

La representación de las deidades femeninas llevan existiendo varios siglos y uno de los ejemplos más tempranos es la famosa Venus de Willendorf. Esta obra, que data de aproximadamente 28,000-25,000 a.C., es una estatuilla prehistórica descubierta en Austria en 1908. Es un ejemplo temprano de la representación de la figura femenina en el arte. La escultura, que mide apenas 11 centímetros, presenta exageradas curvas y una prominente fertilidad, con énfasis en los senos, el vientre y las caderas. Se cree que esta Venus arcaica pudo haber tenido una función simbólica relacionada con la fertilidad y la maternidad, representando un culto a la vida y la procreación. Es entonces que surge la pregunta: ¿Venus?, ustedes podrían decir: pero si la primera mención de esta diosa no llega sino hasta varios siglos después.

Sin embargo, cuando el arqueólogo austriaco Josef Szombathy, encuentra esta estatuilla, resultó imposible no hacer una relación con la famosa diosa romana, al presentar atributos tan claros de fertilidad e incluso posibles cánones de belleza. Esto se convierte entonces en un claro ejemplo de la naturaleza humana de relacionar lo desconocido con lo conocido, encontrar explicaciones donde quizás, nunca las habrá.

Muchos siglos más tarde de la creación de la Venus de Willendorf, llega a escena un periodo de esplendor, de recuperación de los valores estéticos de la antigüedad, el famoso Renacimiento. Durante este periodo, los artistas comienzan a salir del “oscurantismo” medieval para “iluminarse” con la recién popularizada cultura grecorromana y es así que las nuevas representaciones comienzan.

Lo vimos con numerosos artistas, no obstante, el pionero de esta práctica fue el grandioso Sandro Botticelli. Una de sus obras más famosas es “El nacimiento de Venus”, en esta pintura creada alrededor de 1484-1486, la diosa emerge de las aguas del mar en una concha marina, rodeada de otros personajes de la mitología como Céfiro. Esta imagen icónica presenta una Venus joven y esbelta, con una apariencia idealizada y elegante, contrastando con laVenusprehistórica.Enresumen,esunaVenusde pies a cabeza y Botticelli, sin saberlo ni quererlo, forjó un nuevo ideal de belleza femenina que seguiría haciendo eco hasta el siglo XXI.

Finalmente, existen representaciones más actuales, como la “Venus de los trapos” creada por Michelangelo Pistoletto, uno de los máximos exponentes del Arte Povera . ¹ El artista presentó su obra en 1967 y en ella nos muestra una re- interpretación de las Venus clásicas. Con su figura elegante y su postura en contrapposto, la parte escultórica de la obra es un claro eco a la belleza idealizada, pero esta Venus no está diseñada para mostrarse en un museo apelando a la búsqueda de belleza por parte del espectador sino que más bien, hace un grito desesperado en contra del consumismo que ya comenzaba a hacerse presente en el siglo XX, el mismo artista explica que su obra es “un intento de unir la belleza del pasado y el desastre del presente”. Es entonces que esta obra de arte parece gritar casi como doliente Shakespeariano ¡Venus! ¡¿Pero qué te han hecho Venus?!.

Estas tres obras, realizadas en tres momentos completamente contrastantes de la historia de la humanidad, nos muestran no sólo un cambio en la apreciación de la estética de la belleza, sino que al colocarlas unas junto a otras, nos hablan de una búsqueda mucho más profunda: la búsqueda de la expresión humana.

Cada una se convierte en el diálogo de su autor con el espectador, un relato de lo que fue la comprensión de lo femenino en la Prehistoria, un cuento de lo que es la belleza gracias a la perfecta Venus de Botticelli y lo más importante, una advertencia de lo que será la poca relevancia de la belleza si el consumismo continúa como Pistoletto bien lo predijo. En las tres Venus encontramos el arte como belleza, el arte como historia, el arte como comunicación y sobre todo, el arte como el medio más importante de la expresión humana.

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1. Movimiento artístico que surgió en Italia a finales de la década de 1960. La expresión «Arte Povera» se traduce del italiano como «arte pobre» o «arte de la pobreza», y hace referencia a la utilización de materiales cotidianos y simples en las obras de arte. ↩︎