Por Kike Mireles
Los miedos pueden ser debilitantes, limitantes y agobiantes; los miedos nos consumen, por dentro y por fuera 24/7, por eso es importante ponerles un alto.
Enfrentarlos, no es cosa fácil, de hecho, el mirarlos a la cara suele ser, en la mayoría de los casos, más difícil que hacer lo necesario para no permitirles afectarnos más.
Nelson Mandela decía que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo, razón de sobra tenía; muchas veces nos obsesionamos con querer hacer que el miedo desaparezca, cuándo lo necesario es poder conquistarlo para poder vivir con, o a pesar de él.
El mirarle a los ojos, y caminar con ellos, junto a nosotros, es la verdadera solución, es ahí cuando el miedo pasa de ser debilidad a fuerza, de ser limitante a ser potencializado, y de frustrante a reconfortarte. El verlos a la cara quita los imposibles para volverlos posibles, es momento de levantar la guardia y esperar a que nos embistan, solo así podremos contraatacar, recordando como en el box, «nunca contra las cuerdas», y si estás ahí, sal a punta de golpes, nunca te permitas recibir tres golpea seguidos, uno, dos, reacciona, llegó el turno.
Franklin D. Roosevelt afirmó que a lo único que debemos temer es el propio miedo; y déjame decirte algo, al mirarlo cara cara, estarás dejando de temer, y comienza el tiempo de vencer, porque rendirse, rendirse ni madres.
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