Las relaciones a largo plazo

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Por Eli Martínez

Todas las relaciones que sobreviven a largo plazo implican un acomodo y un proceso de adaptación de las diferencias entre sí. Requieren un compromiso deapostar lo mejor de uno mismo en favor de la relación y comprender que, lo que podría ser un factor decisivo para alguien, no necesariamente lo es para la otra persona, incluso siendo parte de la misma relación.

También, es imposible que no sean complicadas, puesto que estamos hablando de dos sistemas familiares diferentes; aunado a estilos de vida, intereses, valores personales, gustos y costumbres, por consecuencia disímiles también.

Sin embargo, al mismo tiempo pueden ser hoy, como en ninguna época de la humanidad, más gratificantes, ya que están construidas desde la libertad. Asimismo, cuando están hechas bajo buenas premisas y madurez personal, tienen muchas más probabilidad y facilidad de generar mejores parejas y familias que las que no, puesto que no necesitan utilizar mecanismos de control y manipulación, como es el caso de las relaciones tóxicas; donde permanecen en el rol de víctima y culpable uno del otro, rehuyendo total responsabilidad personal. Solamente, cuando cada quien se puede hacer 100% responsable de sí mismo en la relación, estarán facultados para construir un “Nosotros”, más allá de un “Tú” o un “Yo”.

Y, lo más difícil de entender es que, necesitamos pagar un precio para estar con otra persona, ya que, como todo en la vida, ganamos unas cosas, pero perdemos otras, renunciamos a cosas… Ganamos compañía, apoyo, complicidad, placer, alegría, gozo, crecimiento, saberse y sentirse amados, sexualidad constante e íntima. Perdemos espacios propios, oportunidades, tiempo libre y relación con otras parejas potenciales.

El tema es que, en una sociedad de consumo como la nuestra, donde pasas de desear una cosa a otra, de satisfacción rápida y fugaz, de cosas desechables, una pareja estable a largo plazo, puede no encajar con este esquema y parecer una afrenta contra el individualismo y el egoísmo; novedad constante por convivencia cotidiana. Necesitamos mirar a la pareja y decidir si todo lo que lleva esa persona a nuestra vida, es suficiente para compensar las cosas que vamos a dejar atrás, ya que esto evitará que lo veamos como un sacrificio, y lo podamos ver como una oportunidad para mejorar nuestra vida, porque de lo contrario, se lo cobraremos tarde o temprano…

Darse el tiempo de conocer a la persona antes de decidir convivir juntos a largo plazo o casarse es esencial. Dejar pasar el enamoramiento, para poder determinar la profundidad de la relación y evitar posteriores descalabros.

Me parece que las personas están desilusionadas de las relaciones a largo plazo, por los malos ejemplos que hemos tenido de ellas; sin embargo, cada quien decide cómo quiere vivir: en relaciones de poca duración y profundidad, con un profundo sentimiento de vacío existencial y desconexión o, relaciones con una profunda conexión e intimidad.

Tú, ¿qué prefieres?

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