Por Nora Monge
La cultura del peso continúa avanzando, y cada vez más personas comprenden que no se trata solo de «bajar de peso» mediante dietas que descompensan el organismo. Estas dietas logran una rápida reducción a costa de agua, músculo y tejido óseo, pero apenas
disminuyen el tejido graso. Esto afecta los procesos metabólicos necesarios para una vida sana y deja el cuerpo vulnerable a un inevitable
rebote de peso, junto con posibles afecciones metabólicas y psicológicas.
El objetivo es alcanzar un peso saludable, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Establecer los rangos adecuados de porcentaje de grasa, músculo, agua y tejido óseo es posible y requiere una conciencia de vida que priorice la salud con disciplina y constancia. Este enfoque promueve hábitos que fomentan una vida plena y un envejecimiento exitoso.
A continuación, enumero los pilares para lograrlo, donde todos son importantes y generan un ciclo virtuoso entre ellos:
Nutrición:
- Balance energético: ¿Cuántas calorías consumes y cuántas gastas? Gastar más calorías de las que consumes es necesario para la pérdida de grasa.
- Balance de macronutrientes: El consumo adecuado de proteínas, hidratos de carbono y grasas es esencial, especialmente el de proteínas, que requiere un cálculo personalizado para no afectar ningún órgano. En promedio, se recomienda consumir 2.2 g/kg de peso corporal tres veces al día, y después del entrenamiento de fuerza (15 a 20 min.).
- Balance de micronutrientes: Las vitaminas, minerales, fibra y agua son necesarios para mantener el tejido muscular y óseo en óptimas condiciones de funcionamiento.
- Suplementos: Son recomendables para cubrir las necesidades nutricionales del organismo, que a veces solo con los alimentos
no es posible satisfacer. El riesgo está en consumirlos sin prescripción y provocar hipervitaminosis o abusar de ellos creyendo que se lograrán resultados más rápidos. Existen excelentes opciones con nutrigenómica y nanotecnología.
Actividad Física:
La práctica del ejercicio es fundamental para la salud física y emocional. La OMS recomienda realizar actividad física de 5-6 veces a la semana en sesiones de 45 minutos. Combinar ejercicios de fuerza y resistencia es altamente efectivo para mejorar la composición corporal, reducir grasa abdominal y visceral, y aumentar la masa muscular.
Recuperación del cuerpo:
Es necesario descansar; no hacerlo puede generar fatiga, lesiones, depresión, dolor muscular, mal humor y falta de sueño. Dormir de 6 a 8 horas diarias es vital para mantener el ciclo circadiano funcionando correctamente y, con ello, todo tu reloj interno de vida y regeneración.
Estilo de vida:
Evitar excesos como el consumo de alcohol, sustancias tóxicas, tabaco y comida chatarra es crucial. El equilibrio emocional es necesario para una vida plena.
Recuerda: Somos un balance entre cuerpo, mente y emociones.
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