Por: Kike Mireles
El otro día se cruzó conmigo una frase de la escritora Carmen Martín Gaite: “Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas…” y terminando haciendo muchísimo eco en mí y en las fechas que venían, siempre al finalizar el año, solemos recapitular todas las experiencias vividas, con frecuencia cometemos el error de enumerar los “faltantes”, eso que faltó hacer, lograr o tener en este año que dice adiós.
¿Contemplamos las cosas? Sí, pero desde la forma incorrecta, el contemplar, más que enlistar, debería ser concebido como el agradecer, parar, respirar y disfrutar lo aprendido, y lo construido con ello, porque de algo estoy seguro, un año después no podemos ser los mismos, y en realidad no lo somos, para bien o para mal, el paso del tiempo nos hace evolucionar, somos nosotros quienes damos sentido a esa evolución ¿En quién nos convertimos? Al contemplar, con paciencia, lo ocurrido en nuestras vidas durante los últimos 12 meses estoy seguro de que encontraremos episodios de gran crecimiento, porque cómo John Dewey decía: aprender no es prepararse para la vida, aprender es la vida misma. Y este año que termina ha sido eso, pura vida, solo basta contemplarlo desde la perspectiva correcta.
Recuerda que la vida, no es un vaso que llenar, es fuego que hay que hacer arder.
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