¡No hay límites! Tenacidad
+ El atleta queretano compitió en la prueba de esquí de fondo en los Juegos Olímpicos de Invierno Pyeongchang 2018 y fue el abanderado de la delegación mexicana en la ceremonia de inauguración
POR: ELIZABETH MÚJICA RAMÍREZ
La historia de Germán Madrazo Baca es una historia de lucha y de constancia, pero sobre todo es un ejemplo de que nunca es tarde para alcanzar nuestros sueños.
El deportista queretano aprendió a esquiar hace poco más de un año con el único objetivo de representar a México en las Olimpiadas, motivado por la hazaña de Roberto Carcelén, primer peruano en los Juegos Olímpicos de Invierno quien pasó la meta del esquí de fondo en Sochi 2014 con dos costillas fracturadas.
En City tuvimos la oportunidad de platicar con Germán y de revivir las experiencias que lo llevaron a uno de los momentos más importan- tes de su vida y a escribir una nueva página en la historia del deporte de nuestro país.
“Las Olimpiadas no son solo Pyeongchang, empezaron mucho antes, durante un trayecto épico en el que pisamos catorce países, cada semana una competencia diferente, ahí empezó la aventura, en esos viajes en que fuimos recogiendo experiencias, aprendizajes y amistades”.
Durante las pruebas para cali car Germán conoció al chileno Yonathan Fernández y al tongano Pita Taufatofua, dos grandes atletas que formaron parte importante del camino a Pyeongchang y con quienes el queretano culminó su sueño olímpico.
“Los Juegos Olímpicos explotaron todas esas experiencias, cada pequeña victoria que celebramos y cada pequeña derrota que lloramos… todo lo que luchaste, todo lo que invertiste está frente a ti, ese sueño que tuviste durante tanto tiempo y que de repente descubres que estás por cumplir”.
No había nervios antes de la competencia, pero sí miles de sentimientos y emociones que llenaron a Germán de energía “las sensaciones se magni can, algunas cosas que pensaste cómo serían, resulta que son diez veces más, cada experiencia de cada día se va juntando y el día de la competencia son como un remolino en tu mente de historias que vas repasando”.
Antes de la prueba Germán trató de hacer un día normal: desayunar, estirar, calentar, estar con la familia y disfrutar cada pequeño instante dejando que el momento tan especial también tuviera su lugar; la música jugó un papel primordial durante todo el proceso de cali cación pero especialmente durante la competencia en la que las canciones mexicanas le ayudaron a concentrarse.
“Me di cuenta que me dolían todos los huesos y me sentía fatal, pero en ese momento me puse los audífonos, pensé en mi familia, amigos, me clavé en la música y en mi objetivo para no desconcentrarme”.
Una de las anécdotas más bonitas de ese día es que lo acompañaba su amigo Alfredo Gorráez, justamente a quien Germán le quita la bandera de México con la que cruza la meta, escena que se convirtió en una de las más emotivas de toda la justa deportiva.
“Me dio mucha alegría que Alfredo estuviera a mi lado, el sueño de ser olímpico es anterior a cualquier amigo que haya tenido, y que estuviera ahí uno de mis mejores amigos fue muy motivante”.
El momento más signi cativo para Germán fue al cruzar la meta donde Pita lo esperaba con los brazos abiertos, “nos damos un abrazo y en ese momento dije -muy orgulloso de mi mismo, lo logramos, luchamos un día más- pero él dijo -no, luchamos hasta el nal- ahí entendí que habíamos llegado a la culminación de nuestra meta, de ese objetivo y fue un sentimiento de mucho orgullo, de alegría y hasta de descanso”.
Germán tuvo que luchar varios días también con la tristeza, pues como atleta no está acostumbrado a llegar en último lugar, pero logró hacer las paces consigo mismo al recordar que hizo historia para México al llegar a Pyeongchang a los 43 años y con solo un año de experiencia en la disciplina,”vale la pena aclarar que no fui el último, dos competidores no terminaron y para mí luchar hasta el nal fue lo más importante”.
Por ahora Germán sigue digiriendo este remolino de emociones que vivió en los últimos meses y está comprometido en compartir su historia con México, con jóvenes y no tan jóvenes a los que quiere entregar el mensaje de que no hay límites, de que no hay edad para cumplir los sueños y de que si te lo propones puedes lograr cualquier cosa.
“La verdad tengo una lucha interna por no asimilarlo, el día que lo asimile termina el sueño y se convierte en un recuerdo, y yo quiero seguir soñando”.
Por supuesto entre sus planes está seguir corriendo maratones, Ironman y estar listo para dar la marca en los siguientes Olímpicos. « “Cuando estás en una competencia así no eres una persona, no eres un individuo, eres un representante de un país, la gente dice ahí va México, eso me motivó mucho”
A detalle 7 QUERETANO, NO SOLO DE CORAZÓN
La historia de este deportista comenzó en la alberca del Club Campestre de Querétaro, le encantaba ir a correr al viejo Aeropuerto para entrenar y recobrar energía con las tradicionales gorditas de migajas con queso del Jardín Guerrero y los famosos buñuelos de la Congregación La parte más importante es contar la historia, más que querer que la gente se identifique conmigo, quiero que se identifique con la lucha, con la constancia, pero sobre todo con la recompensa”
Fotos: Andrés Mondragón – DARMA