NUTRICIÓN

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MARIANA NÚÑEZ URQUIZA NUTRA CLINIQUE
LICENCIADA EN NUTRICIÓN

RESCATANDO A TU NIÑO INTERIOR
En este mes del niño quiero aprovechar este espacio para invitarlos a “rescatar a nuestro niño interior” ¿Por qué? Porque no es cosa rara que dentro de la consulta, especialmente en mujeres con intenciones de bajar de peso y mejorar su apariencia física, me encuentre con expresiones de: “soy una cerda”, “soy una gorda”, “ya no me queda nada”, “no tengo llenadera”, “trago lo que sea”, “no tengo remedio”, “otra vez no hice nada”, “no puedo con esto”, “quien me quiera que me quiera así”, “de algo me tendría que morir”, etc. Por lo que la idea de avivar en nuestra mente a nuestro niño interior es justamente la de que nos permitamos hacer una pauta y pensar: “Si nosotros estuviéramos tratando de educar a un niño, de enseñarle algo nuevo o de corregir la forma que tiene de hacer ciertas cosas ¿Le hablaríamos con tanta dureza? ¿Podríamos juzgar a ese niño de manera tan crítica y definitiva? ¿Lo castigaríamos con comentarios tan hirientes y despectivos solo por fallar y no apegarse al plan una, dos o tres veces?” Creo que la respuesta para el co- mún denominador de nosotros sería NO. Simplemente porque sería de entrada cruel y después poco aceptable y aconsejable (hay varios libros que nos hablan de educar con amor y sin violencia ¿Por qué solo aplicarlo con los hijos?). Mientras más humillas, más desempoderas, más ideas negativas crecen en tu cabeza y puedo asegurar que al final será casi imposible verse de una forma que no sea negativa.

Imagínense a ustedes mismos a sus 3 o 4 años, recuerden esa mentalidad tan simple que no se enfocaba en resolver o no algo, solo lo intentabas y si no funcionaba no te frustraba y después lo intentabas de nuevo. No cargabas con la culpa de no haber logrado las cosas, simplemente fluías sin criticarte ni a ti ni a tu entorno, ¡No era tu momento! Ahora mantén esa imagen en tu mente y tráela contigo siempre que inicies un nuevo proyecto de vida, donde como siempre exista un índice normal de fracaso, pero muy en especial cuando se trate de iniciar un plan para cambiar tu apariencia, hábitos de rutina y alimentación. Pues con años de experiencia en esto te puedo decir que si bien hay un alto porcentaje de éxito en el apego a los planes dietéticos, no todo es miel sobre hojuelas y difícilmente encuentro pacientes que hagan las cosas al 100%. No hablo de ser permisivos o mediocres, simplemente propongo “llamarnos la atención con la sutileza y cariño que tendríamos con un niño pequeño, darnos con paciencia las oportunidades necesarias hasta lograr que ese nuevo hábito quede arraigado; como cuando enseñamos a los niños a ir al baño por sí solos. Refiérete a ti mismo con cariño y date la oportunidad de fallar y volverte a levantar, pero sobre todo conserva también esa ‘terquedad’ que caracteriza a todos los pequeños y los impulsa a no dejar de intentar, a no quedarse quietos y a crecer.
¡Feliz mes del niño y de los adultos con mentalidad y alma de niños! «